1 de mayo de 2011

La sociedad de las Flores

Hubo una vez, en algún lugar, en algún tiempo, un sociedad, una civilización que se alzaba, que se batía a diario en la batalla de la supervivencia, que nacía y crecía y moría como todas aquellas otras, como todas nuestras otras sociedades. Un pueblo que se arraigaba en la tierra húmeda, que se estiraba hacia el cielo, que adoraba al sol y que se mantenía en pie gracias a todas sus partes y a todos los participantes de su nación.
Y así mientras las flores habían, también hubieron unos que no conocieron respeto, unos que salieron en nombre del bien y llegaron para hacer el mal, unos que en su ambición no vieron lo que las flores eran y se llevaron mas de lo que tenían.
Cuando los ratones llegaron la flores los esperaban sin imaginarlos, las tareas diarias y fotosintéticas de esa jornada se vieron interrumpidas al mediodía cuando centenares de roedores montados en ciempieses enormes arrivaron a donde las flores vivían todas en sus lugares asignados y cuidadosamente dispuestos por cada viento.
Se vieron diferentes los unos a los otros, de ambos lados así se vieron, la simpatía vegetal fue la primera reacción, y a los ratones no les molesto en absoluto, se quedaron para aprender de las costumbres de las flores y pronto se vieron aburridos, no entendían los maravillosos procesos que las plantas hacía dentro de si, solo allí, quietas, al sol, no entendían la gravedad de la noche ni lo contradictorio de la lluvia, no entendían las minuciosas redes de tareas entre ellas ni el gran aporte que hacían a la comunidad de aquel pequeño claro en el bosque. Pero si probaron el sabor dulce de los tallos y lo útil que les era la tierra, lo bien que les venía el espacio que esas flores ocupaban inútilmente y lo grandioso de su propia sociedad y a los roedores no se les hizo dificultoso decidir el trágico destino de las otras, las que encontraron difícil defenderse, las que sufrieron cada caída, las que les habían abierto los brazos gustosas.
Un enjambre de abejas nómades lo vio todo al sobrevolar, los insectos recordaron la hospitalidad de las flores y bajaron a ayudar pero ya era tarde, los ratones se lo habían llevado todo y habían dejado al los mas jóvenes mientras ellos retornaban a de donde venían y así poder estar en muchas tierras, y así no perder nada, no se daban cuenta que ese día todos lo perdimos todo.

2 comentarios:

  1. "La simpatía vegetal" . Me gustas te dije?

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  2. no creo que me lo hayas dicho, no creo que sepas lo que decís, pero que se yo, no creo en muchas cosas

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kiwi(s)