17 de mayo de 2010

Rockolla


El cielo contaminado en mi ventana me golpea desde lejos con el smog, me cago en el smog, todo mal hoy eh!, bah... todo mal ayer, hoy quedaron los residuos de la mortecina noche de anoche. Todo suena, dice la leyenda, que donde muere el cuenta cuentos todo se encanta y nada se calla, como una rockolla perpetua las cosas se cuentan y vuelven a contar, por que todo lo que muere debe renacer, sobre todo los cuenta cuentos, ciegos defensores del folklore, infinitos en la labor de continuación.
La noche mas fría que he vivido desde que me encontré aquí en St. José, me encontré es un decir, la verdad sigo sin saber quien soy, pero eso con el tiempo sera una anécdota mas. Una vez me dijo Babs que el que cuenta historias y las recuerda como Sammos lo hacia, a la larga, acaba por olvidar su propia vida. Tal vez me sucede lo mismo, siempre me costó distinguir los hechos y las impresiones, es decir, de chico era mentiroso, todos decían eso, aunque yo no lo veía así. Cuando uno habla de su alterego con tanta pasión puede encontrarse reflejado en el. No es mentir, es creer. Las palabras que salieron de mi boca siempre fueron tanto o mas reales que la verdad. De cualquier manera, ¿quiénes son ellos para decirme a mi lo que es real?

4 de mayo de 2010


Hoy me paso algo de lo mas loco, caminaba por Alvear en busca de un avistamiento gentil de alguien, algo, cuando estaba a punto de darme por vencida me crucé a Quiven pero lo loco es q justo empezó a sonar en mi auricular un tango re piola que no sabia había agregado al Mp3 y pasando por Mono Sabio, librería (mayormente) de usados que frecuento constantemente vi en una de las pilas en oferta un libro de terror que alguna vez poseyó mi exlibris, enseguida corrí al encuentro, lo tome en mis manos como si estuviese arrancando el papel de regalo que tenia cuando lo conocí en mi décimo cumpleaños, casi vuelvo a comprarlo pero me pareció bastante estúpido hacerlo y me gaste los cuatro pesos en castañas de cajú, con los últimos 2 pesos que tenia le compre una pulserita a un portugués buena onda que encontré por ahí que hablaba y hablaba aunque yo no le entendía nada.