23 de diciembre de 2011

Isabel.

Volví, el lunes volví a la casa que creció. La casa que solía ser de mi abuela. No. La casa de lo que solía ser mi abuela. Ahora esta vacía y los cuartos se alimentaron del espacio, se hicieron enormes, y pesados. Los cuadros de las paredes ya no te asestan su mirada, son infelices, se saben solos, ahora ven con ojos suplicantes, tal vez para que alguien que entre a la habitación los adopte y los lleve a una casa como la que esta casa solía ser y poder increpar gente viva otra vez. Hay un cuadro especial, que es diferente, esta apartado y recluido en su propia habitación, no suplica, ella mantuvo su mirada prepotente, pintada como mujer despechada que no se deja abandonar. Intente descolgarlo y que no me viera mas, pero es un cuadro insistente.
Calor propio de los lunes de la verdad. impulsos de un martes no nacido la tome en brazos y contra su voluntad la traje hacia mis paredes, dispuesta a una tregua limpie su marco y la acomode en el centro de la habitación. Todo el mundo podía verla allí sentada, mas pareciera que allí sentada puede observar a todo el mundo, cada quien que se atrevía a esa habitación huía delicadamente luego de hacerle frente al retrato, todos se creían valientes, todos la veían inofensiva atrapad en la tela pero ni uno pudo evitar escapar sigilosamente con el orgullo derrocado luego de mirarla a los ojos.
siento que toco el piano, acá, hablando de ella, inolvidable, inseparables, i, ella, acá ahora, allá entonces, ayer no pero de noche si, el living grande lleno de gente que no conozco, gente que huele a oro y plata, gente que no te escucha, el baño frío helado, todo limpio, todo blanco, tu cuarto nunca vacío pero siempre solo, la biblioteca volando, bailando, cambiándose los tomos de lugar, la cocina como las entrañas de la casa, respirando como nosotras dos, y el jardín enorme lleno de gente que si conozco, gente que no huele a nada, que no escucha por que no quiere. Yo siempre me quedaba en el primer cuarto, sola, encerrada, tocando el piano. Hasta que me hacías ir con vos, cuando ya se habían ido todos, nos escuchábamos por que nadie mas lo hacia. Tu retrato imaginario sigue acá y todo el mundo puede verlo donde no esta. Todos se aterran por que tu mirada siempre fue un espejo, severo, sereno, crudo. Un espejo.

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kiwi(s)